Y es que resulta muy difícil asumir que el dinero está por encima de todo.
Por encima de esfuerzos, de horas de dedicación, de poner una sonrisa siempre
en la cara, de hacer bien tu trabajo sin el más mínimo de los reconocimientos,
de conseguir poner en valor hasta el más pequeño de tus insectos, de semanas de
ocho días en tus senderos, de sueldos paupérrimos por el “trabajar aquí merece
la pena”, de tener que excusar tu corta planificación al decir “pues en
principio tenemos contrato hasta final de año después ya se verá”… Pero en
efecto, es una batalla que tenemos perdida.
La verdad es que han sido muchos días de incertidumbre, de
correveidiles, de extenuación a base de exigir lo mismo pero con muchos
compañeros menos, de muchos proyectos derrochando energías e ilusiones para que
al final tengan que abandonarte
Y es que ha habido otra empresa que le ha dicho a la Consejería,
que es capaz de hacer todo eso cuanto
realizan pero por unos euros menos. Y es aquí cuando uno siente rabia, caen lágrimas
de rabia porque ve que es momento de hacer la maleta. Rabia porque te das
cuenta que después de tantos años a uno no le quedan fuerzas para luchar. Han vuelto
a conseguir una vez más su propósito por unos euros menos. Creen que todo
seguirá igual, pero eso ya os digo que es imposible.
Se han ahorrado unos euros, pero han talado a los árboles
más viejos del valle, privándolo de, horas de dedicación, sonrisas, trabajo
bien hecho, experiencia,…
Pero cierto es que esa gente puede recoger sus cosas muy orgullosos
de dejar atrás un Parque Nacional al que seguro que protegerán muy de cerca
pues son ellos sus verdadero espíritu. Es más, darán el relevo a los nuevos con la
profesionalidad de la que llevan dando muestra tantos años, porque realmente
saben que el dinero está por encima de todo.
Gracias de corazón. Os echaremos mucho de menos.
Gracias por ponerle palabras al sentimiento que tenemos todos los cercanos al valle y al CEA.
ResponderEliminarLes echaremos de menos, y mucho. Les tendremos en mente cada vez que sigamos puntos de colores, cada vez que hagamos jabón en casa o adornos navideños con cápsulas de nesspreso.
Si algún día vuelvo a La fábrica de la luz recordaré al amigo del CEA que me la adivinó hace años y nos contó toooda su historia. Cada vez que suba en el tren les imaginaré quedándose sin voz y disfrutando como niños apagando la luz del vagón para contar historias a los más pequeños.
Pero nos quedarán todas las lecciones aprendidas gracias a ellos. Como preciosa denominación: Gracias a "los árboles más viejos del valle".
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar...Pasa el tiempo y uno de aquellos "árboles más viejos del Valle” quiere expresarse. La vida no es fácil, no lo ha sido para aquellos que nos hemos hecho viejos entre sus paredes y fuimos expulsados de entre sus muros...cada uno de nosotros ha rebuscado entre sus talentos, ha echado mano de sus experiencias, ha buscado armas para sobrevivir... y tal vez eso sea positivo según la nueva filosofía...pero yo recuerdo un tiempo en Fuenfría lleno de gentes que dieron lo mejor de sí, cada uno a su nivel, aun entorpecidos por quienes no querían cambios. Soy un árbol viejo, de aquellos que cayeron en las sucesivas talas en nuestro Valle, Tal vez estoy ya muerto, quizá mi tronco se secó y no sirvo más que para hacer leña. Pero quienes nos derribaron no contaron con con un viejo truco que los árboles guardamos oculto: ¡nuestras semillas!. No pueden hacernos desparecer para siempre porque nos sobrevivimos a nosotros mismos. Fuenfría está llena de semillas que dejamos aquellos que echamos raíces en su tierra...tal vez intentarán asfaltar nuestro bosque...querrán borrar nuestra memoria, pero siempre encontraremos un pedazo de tierra en el que florecer.
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