lunes, 5 de mayo de 2014

UNA FLOR LEGENDARIA EN EL GUADARRAMA



Familia Paeoniciae
Como cada primavera, acuden puntuales a su cita las bellísimas Peonías, la reina de nuestros robledales. Pertenecen a la familia de las Paeoniciae, cuyo nombre procede del legendario Paeón, médico de los Dioses, muerto por la mano de la madre del dios Apolo y transformado en esta hermosísima flor para sobrevivir a su muerte física.




La familia de la Peonías se extiende por diversas regiones de Europa, Extremo Oriente, donde es especialmente apreciada, y América del Norte. En nuestra Sierra, podemos encontrarla especialmente en los melojares acompañadas de multitud de especies herbáceas, como gamones (Asphodelus albus), toronjiles (Melittis melissophyllum), aristoloquias (Aristolochia paucinervis) y geos (Geum sylvaticum). En los claros del robledal, florecen además junto la reina de los prados (Filipendula vulgaris) y las orquídeas (Orchis morio).

Por su belleza misteriosa, la Peonía es una flor especialmente vinculada a la leyenda y a la magia, existiendo multitud de historias sobre ella, sobre todo procedentes de China, donde es tenida como un símbolo nacional. Además era considerada una flor imperial, cultivada en los parques de los palacios del emperador para disfrute de la corte.

Peonía BroteroiTambién los griegos se dejaron seducir por el brillo púrpura de la Peonía. Dioscórides la llamó glycisida , diciendo de ella que reducida a polvo y tomada en cantidad de una almendra, ayudaba a las mujeres a reponerse del parto; mezclada con vino, curaba la ictericia y que sus semillas, tenían la virtud de curar la opresión de las pesadillas.


La Peonía, representada principalmente por sus raíces, estuvo siempre presente en las antiguas farmacopeas. En la segunda edición de 1762 de la farmacopea matritense , la Peonía entra en multitud de preparaciones: julepe cefálico, contra la epilepsia, los dolores de cabeza, los vértigos y las parálisis;  jarabe de Peonía, contra la apoplejía, en el polvo de Guteta, mezclada con cráneo humano, uña de alce, jacintos preparados y oro batido, eficaz remedio contra enfermedades nerviosas y del alma…


Señalaba Cienfuegos, que “esta planta cura las pasiones, desbarata los nublados, frena las tempestades, ahuyenta y disuelve el granizo y la piedra, quita los gusanos, gorgojos y tizoncillo de las mieses, y aún más, ya que ahuyenta los espíritus malignos y duendes”.

Para aquellos que quieran disfrutar de su encanto, existe un reducto en Cercedilla, en donde crecen con abundancia: La Dehesa de la Golondrina. Podremos tomar el camino que asciende hacia el collado entre la Peña de la Golondrina y El Colladillo que transcurre entre robles melojos en plena regeneración pues este lugar estuvo muy castigado por el diente del ganado y el carboneo. 

Cercedilla Dehesa de la Golondrina


Es un  magnífico observatorio desde el que podremos contemplar Cercedilla, Navacerrada y Collado Mediano, pues en sus inmediaciones confluyen los términos municipales de los tres enclaves serranos.

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